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El sonido de la marimba y la música folclórica inundan las calles de Ocozocoautla de Espinosa. Una nube blanca de harina y talco se alza en el aire mientras los gritos de “¡jule, jule!” resuenan entre la multitud. Es el Carnaval Zoque Coiteco, una de las festividades más representativas de Chiapas, donde la tradición, el misticismo, y la alegría se entrelazan en una celebración única.
El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar se convirtió en un coiteco más. Ataviado como Mahoma de Natividad Goliat, una de las figuras más emblemáticas de la festividad, recorrió las calles de este Pueblo Mágico, acompañado de la señora Sofía Espinoza, familias locales y visitantes, todos envueltos en la atmósfera de colores, sonidos y simbolismos que caracterizan a esta festividad ancestral.
La algarabía es total: vestidos con sus trajes coloridos y llenos de historia, desfilan personajes que representan rostros humanos o animales, combinando máscaras, listones y accesorios; mientras las coitequitas y correlonas invitan a la gente a sumarse al carnaval, regalando dulces, sonrisas y “curaditos”. El mandatario no solo presenció la fiesta, sino que vivió su esencia: bailó, gritó y participó en la “guerra de talco y harina”, que representa la purificación del alma y la bienvenida al carnaval.
“Hoy no estoy aquí como gobernador, sino como alguien que ama las tradiciones y festividades que nos identifican como chiapanecas y chiapanecos, que las lleva en el corazón, expresó al final del recorrido, completamente empolvado, pero con una sonrisa que reflejaba la emoción del momento.
El carnaval no es solo fiesta, es historia viva. Su origen se remonta a los rituales prehispánicos dedicados a Tajaj Jama, que en lengua zoque significa el Padre Sol, deidad central en la cosmovisión zoque. En la antigüedad se realizaban ofrendas y plegarias para la prosperidad, cosechas abundantes y protección contra desastres, ceremonias que, con la llegada de los conquistadores españoles, se transformaron y fusionaron con las festividades cristianas, dando lugar al carnaval tal como lo conocemos hoy.
La celebración se desarrolla en un espacio simbólico que son las Cohuinás, seis casas de fiesta distribuidas por distintos barrios de la localidad, cada una representando a un santo y albergando personajes de la tradición zoque: Santo Domingo “El caballo”, San Bernabé “El David”, La virgen de Natividad “Mahoma de Natividad”, San Miguel Arcángel “Los monitos”, Santa Marta “El tigre” y San Antonio “Mahoma Cabeza de Cochi”.
El Carnaval Zoque Coiteco es un viaje en el tiempo, un reflejo del sincretismo que define a Chiapas. Más que una festividad, es un llamado a preservar las raíces, a celebrar la herencia de los pueblos y mantener viva una cultura que late en el corazón de su gente.