Cintalapa, Chiapas.- Cuatro mujeres estuvieron a punto de morir ahogadas la tarde de este jueves, luego de que al intentar cruzar un arroyo crecido, el agua arrastró la camioneta y de no haber sido por un valiente vecino que vive en la zona donde sucedieron los hechos, otro tipo de información se estaría publicando.
Y es que la tarde de hoy jueves 16 de abril, cayó una fuerte lluvia atípica que tardó cerca de dos horas, lo que originó la crecida de muchos arroyos, entre los que destaca el que se ubica sobre la avenida central y quinta oriente en el barrio de San Francisco.
Donde una chica de nombre Candita, que conducía una camioneta marca Ford tipo EcoSport color azul marino (DRY1699), propiedad de Gilbert Gálvez Cruz de 54 años de edad, con domicilio sobre la 7 sur entre 2 y 3 oriente en el barrio de Guadalupe, intentó desafiar a la naturaleza y a la hora que se metió al agua, estas apagaron el motor y empezaron a arrastrarla arroyo abajo, por lo que al gritar, el delegado de tránsito que vive en la esquina de donde está el arroyo, salió y como pudo sacó a las cuatro chicas que iban en la unidad y con otros vecinos amarraron la camioneta a un poste de concreto para evitar que se la llevara más abajo.
Sin duda que se vivió momentos de angustia, ya que la conductora, parada en una banqueta no daba crédito a lo que sus ojos veían, ya que al observar la escena, entendió que gracias a su imprudencia estuvo a punto de morir ahoga al igual que sus compañeras.
Al lugar, personal de Comisión Nacional de Rescate al mando de Samuel Roque Guillen llegaron para tratar de sacar la unidad del agua, pero aunque lo intentaron todo fue en vano, por lo que hubo necesidad de llamar a la grúa para que con fuerza mecánica la unidad fuera llevada al corralón o a algún taller mecánico, donde intentarán repararla.
Cabe mencionar que cada año cuando la temporada de agua inicia, no falta un valiente que intenta desafiar la fuerza de la naturaleza intentando cruzar este arroyo, y siempre ha sido el mismo resultado, por lo que sería bueno que se entendiera que con el agua y el fuego no se juega. / MARCOS RAMOS