• Este 5 de junio se celebra el “Día Mundial del Medio Ambiente”, instituido por la ONU
• Muchos de los ecosistemas de la Tierra están llegando a su punto límite de agotamiento irreversible, advierten investigadores del Colegio de Postgraduados
En México y en gran cantidad de países del mundo, el deterioro del medio ambiente avanza sin que se prevea contener este fenómeno en el corto o mediano plazo. La sociedad mexicana es testigo de que el suelo, el agua y el medio ambiente en general, sufren deterioro continuo con efectos que perjudican la salud y el nivel de vida de la población, afirmó el especialista en temas de conservación del suelo y agua del Colegio de Postgraduados, Manuel Anaya Garduño.
En el marco de análisis del tema del Día Mundial del Medio Ambiente, instituido por Naciones Unidas este 5 de junio, expresó que “no basta que haya instituciones y leyes para evitar o contrarrestar el fenómeno de la contaminación. “Es necesaria una mayor participación de instituciones de gobierno y, por supuesto, de la sociedad mexicana”, dijo.
“Urge poner manos a la obra” mediante la operación puntual de medidas relacionadas con la energía que mueve a las plantas industriales, a la industria automotriz y al transporte de todo tipo. Despiden gases –entre ellos bióxido de carbono—pero, de manera muy destacada, se da una gran contaminación vía el manejo y depósito de desperdicios plásticos—que ya representan millones de toneladas—que llegan a los cuerpos interiores de agua y hasta los océanos”.
Dijo Anaya Garduño que en México se dan actividades humanas que se han convertido en factores de contaminación ambiental. Mencionó en primera instancia a la industria, el desalojo de aguas negras y residuales, las cuales descargan directamente en diversos cuerpos de agua sin ningún tratamiento previo. También los residuos agrícolas y la deforestación en zonas de bosques de coníferas y selvas tropicales, sufren constante deterioro.
Naciones Unidas ha reconocido que “la contaminación de agua, aire y suelo tiene implicaciones críticas en la salud pública y es en gran parte consecuencia de nuestros patrones de desarrollo”.
“En América Latina y el Caribe, la generación de residuos municipales se estima en 160 millones de toneladas por año, lo que equivale a 12 por ciento del total mundial, y se espera que esta cifra se duplique para 2025”, afirma la ONU.
Sobre la importancia de emprender acciones que permitan aumentar, conservar y fortalecer en México la calidad del medio ambiente, Anaya Garduño puso como ejemplo “la situación dramática que presenta el deterioro de la calidad de suelos, sobre todo en regiones donde se practica una agricultura intensiva y un esquema de pastoreo de ganado mayor y menor por encima de su capacidad de recuperación”.
Al respecto, informó que estudios edafológicos del COLPOS, indican que la degradación de suelos por erosión del viento y escurrimientos desordenados del agua, alcanza una superficie de 142 millones de hectáreas (dos terceras partes del territorio nacional) donde el factor humano ha jugado un papel muy importante.
Ese alto grado de degradación de suelos, apuntó, se manifiesta de manera física, química y biológica, y se refleja en el cambio climático y en la severa y creciente escasez de agua y alimentos. Esto, afirmó, “como consecuencia de la baja de productividad por la falta de obras de rehabilitación y de protección de zonas vulnerables”.
Muchos de los ecosistemas de la Tierra están llegando a su punto límite de agotamiento y cambio irreversible, empujado por el crecimiento de la población y desarrollo económico. Para 2050, si continúan las actuales pautas de consumo, y con una población mundial que crece y que se espera alcance 9 mil 500 millones de personas, necesitaríamos tres veces más la superficie agropecuaria y forestal actual, para mantener nuestros actuales modos de vida y de consumo, indicó el investigador Anaya Garduño del COLPOS.
Demandó una mayor atención de los gobiernos, sobre todo de países que presentan vulnerabilidad inmediata en el deterioro ambiental, en el cambio climático, a fin de ofrecer mejores condiciones de vida a sus habitantes y que también mitiguen el impacto de la degradación de nuestros recursos naturales de flora y fauna. Al mismo tiempo, se protegerá el futuro de la humanidad y de la calidad de vida en nuestro planeta.